¡¡¡Buenasssss buenasssssss!!!
Que por fin es juernes y el cuerpassso lo sabe, ¿eh?
Esta semana retomo tu ansiado y esperado post.
Poco se habla que alguno lo llama «droguita de la buena».
No sé si tomarlo a bien o a menos bien, la verdad.
Pero bueno, beibi, lo importante es que estoy de nuevo a tope de power.
Y mencantaría hacerte una pregunta…
¿Alguna vez te has sentido mal por estar mal?
Si la respuesta es sí, bienvenido al club de los que estamos atrapados en la trampa de la «positividad tóxica».
Esa fascinante corriente filosófica que nos dice que todo, absolutamente todo en la vida, se resuelve con un toque de optimismo y un par de frases motivacionales.
¿Te despidieron de tu trabajo?
Ni te preocupes, misiela. Es sólo una oportunidad disfrazada.
¿Tu relación de pareja se fue pa´la puta?
Estás a punto de conocer al amor de tu vida mientras haces la cola del Mercadona
Y eso sí, no olvides sonreír.
Siempre…
Así que, de falsos positivismos y otras formas de hacer(te) creer que todo pasa para algo mejor…-ejem, ejem- te vengo a escribir en este #postdelosjuernes.
Y, como siempre, espero que te guste…
Positividad tóxica.
Ains…la positividad tóxica.
Ese superpoder que convierte cualquier emoción genuina en una condena social.
Si estás triste, algo estás haciendo mal.
Si te quejas, es porque no sabes “ver el vaso medio lleno”.
Esta cultura de “sé feliz o serás una persona insufrible” está tan arraigada, que nos ha convencido de que las emociones negativas son un error fatal.
¿Fatal?
No, no.
Peor, bebé.
Como si, al sentir tristeza o estar enfadadas, estuviéramos violando alguna ley universal de la buena vibra.
No hay espacio para el “No estoy bien; necesito un respiro, diez cervezas y amanecer en una playa desierta” en este mundo.
Porque, claro, lo que debes hacer es encontrar lo positivo en todo.
EN T O D O.
¿Has notado que las frases como «todo pasa por algo» o «lo que no te mata, te hace más fuerte» son como el antivirus emocional que la gente instala en sus cerebros para evitar tener que lidiar con tus verdaderos sentimientos?
Y así, en lugar de sentarse contigo a escuchar que estás pasando por un momento difícil, lo que realmente necesitan es soltarte un «todo va a estar bien, ya verás, misiela, que tú eres fuerte y puedes con eso y con más».
Como si fuera una receta mágica para la vida.
Y tú, tratando de no reventar en una carcajada, te tragas el «gracias, pero no gracias, ahora mismo lo único que quiero es desahogarme, emborracharme y llorar hasta que no sienta las glándulas lagrimales»
La clave está en callar cualquier indicio de desagrado o malestar.
¿Estás cansado? ¿Sobrepasado por la vida?
Tu influenssser de NO confiansssa te daría la solución.
«Más ejercicio, más juguitos detox y, por supuesto, más agradecimiento a las cosas buenas que tiene la vida…»
Y por si no lo sabías, esos 10 minutos de meditación que todo el mundo recomienda…
Sí, esos que te hacen más feliz que yo en una terraza y con birritas, también deben incluir una sonrisa súper forzada que te haga sentir como si estuvieras en un anuncio de compresas Evax.
Porque nada grita «bienestar» como una sonrisa de dientes de 100 megavatios mientras por dentro te estás hundiendo en el abismo.
En el puñetero infierno.
Y es que a veces, la gente parece olvidarse de que las emociones no son como el interruptor de la luz, que simplemente se apagan y encienden cuando te apetece.
La vida no es un “clic” que te hace pasar de ser una persona miserable a una fuente de energía positiva 24/7.
No, ser humana es mucho más complejo que eso.
Y en lugar de forzarnos a hacer yoga para sonreír todo el día, tal vez la respuesta sea aceptarnos tal y como somos.
Con nuestra frustración.
Nuestros miedos.
Nuestras dudas…
Al final, la positividad tóxica no es más que un disfraz lleno de brilli brilli para no tener que lidiar con la parte fea de ser humano.
La vulnerabilidad.
Como si, al ignorar nuestras emociones «negativas», lográramos algún tipo de purificación espiritual.
Un baño de agua «bendita» que nos dice «tú, fulanilla, pa´fuera lo malo, bebé».
La realidad es mucho menos glamourosa.
Pero… ¿sabes qué?
Mucho más liberadora.
Es completamente normal sentirse triste, frustrada y cansada.
Y no hay nada de malo en admitirlo.
De hecho, hacerlo podría ser la verdadera clave para una vida emocionalmente más sana.
Así que, la próxima vez que alguien me diga «todo pasa por algo, Ayeesha»…
…voy simplemente a esbozar una sonrisa mientras por dentro me lo cargo al más puro estilo de Ally McBeal.
Y ahora sí que sí vengo con todo y más porque te deleito calentito el AdfSpotify, donde esta zagala que escribe te trae los temasssos de ayer, hoy y siempre.
«Que te vaya bonito» de Chavela Vargas es como un abrazo envenenado, donde te desea lo mejor, pero con la dulce ironía de saber que lo que realmente quiere es que te vayas pa´la puta.
Con su voz desgarrada y llena de historia, Chavela se despide con una mezcla de indiferencia y sarcasmo, diciéndole a su amado que todo irá bien, que le vaya bonito, pero con la mirada de quien está a punto de ver cómo se le derrumba todo a esa persona. Es como decirle «salud y suerte, bebé» cuando en el fondo sabes que ni es salud, ni suerte…
Cero gritos y dramas. Un adiós elegante, pero con el toque justo de “te espero en el infierno, misielo»
Chavela Vargas – Que te vaya Bonito