¡¡¡Buenasssssss buenasssssss!!!
Que hoy es martes y el cuerpasssso lo sabe, ¿eh?
Esta semana y tras ciertos acontecimientos en mi entorno muy cercano, he estado pensando sobre desear «el mal».
Y cierto es que, si eres buena gente, eso no tiene cabida en tu forma de ser.
No le deseo el mal a nadie.
Nunca.
Pero… ¿qué pasa cuando tampoco te sale desearles lo mejor?
A veces, el equilibrio perfecto es simplemente dejar que la vida se encargue.
Y no se trata de rencor ni de perdonar con el corazón en la mano, sino de dar un paso atrás, sonreír -quizá un muchito sarcástico- y decir…
…»Que te vaya bonito, bebé»
Porque al final del día no somos ni héroes ni villanos.
Cada uno recoge lo que siembra.
A veces, ser neutral es el verdadero superpoder.
Y, como no es lo mismo contarlo que escribirlo, te dejo con este nuevo #postinventadodelosmartes y, como siempre, espero que te guste…
Salud y suerte, beibi 🙂
Buenos días ( o tardes…o noches, bebé)
Hoy abrimos un melón de los gordos.
Le doy al “play” para escribir algo que todos hemos pensado, pero pocos admitimos.
Sí, esa persona que no es que te caiga mal, pero tampoco te cae bien.
Y, quien dice caerte mal… pues que algo te ha hecho que ha quebrado tu corazoncito, tu vibra y tu toh.
Estoy convencida que ya la tienes en mente, bebé; porque puede ser un compañero de trabajo que te envía correos kilométricos a las siete de la mañana, o esa vecina que siempre finge que no te ve en el ascensor. También podría ser un antiguo amor o una amiga – no amiga.
Ya tú sabeh 😉
No te han hecho nada horrible, pero tampoco se han ganado el premio por hacerte bien.
Y aquí es donde nace este sentimiento tan particular.
No les deseas lo peor, claro que no… pero, la verdad, tampoco les deseas lo mejor.
Es un punto medio rarinchi, como esa birrita que no te encanta pero tampoco te da asco.
Vaya, que no es Cruzcampo.
Digamos que, si la vida fuera una app de ruleta, no les estarías echando la maldición gitana de quedarse en un atasco frente a Alcampo cada día, pero tampoco les estás enviando vibras buenesitas para que ganen la lotería o, no sé, encuentren el amor en la caja del Mercadona.
Porque, siendo sinceros, todos tenemos una reserva limitada de energía positiva.
Y no la vamos a malgastar en cualquiera.
Sorry, baby.
Desearle a alguien lo mejor implica que tendríamos que visualizar un futuro lleno de éxitos, salud, amor y cervecitas ricas para esa persona.
Y…suena agotador.
Y… hay gente que no merece tanto esfuerzo mental.
Ni energías.
Ni nada de nah 🙂
El arte de desearle a alguien «lo justo» es muy sutil.
Se trata de encontrar un equilibrio.
En mi mente, les mando una vida regulinchi (mencantaestapalabra), sin muchas sorpresas.
Que tu serie favorita sea cancelada antes del final, pero que encuentres otra más o menos entretenida.
Que llegues a casa un día y descubras que se te olvidó sacar la cena del congelador, pero que puedas pedir shushi… Eso sí, que el repartidor de Glovo se pierda y cuando llegue estés al borde de la inanición.
Poca cosa…
Lo justo para mantenerlos humildes, beibi.
Y es que hay un extraño placer en esa neutralidad maliciosa.
Es como si el karma pudiera ser dirigido con un mando a distancia y tú decides ajustar el volumen a un nivel moderado de caos.
Así que, mi queridísimo flan, si alguna vez te encuentras con alguien que te provoca esta sensación de «ni fu ni fa», no te sientas mal.
No estás siendo una mala persona, simplemente estás ahorrando tus buenos deseos para quien realmente lo merece.
La vida es corta y no todos pueden ser dignos de nuestros mejores deseos.
Así que no te preocupes, que no estás sola, misiela.
Y recuerda que no te deseo lo peor, sólo te envío en mi mente a un limbo emocional…
…con poca cobertura.
Esta semana vamos con todo y más con el AdfSpotify.
Hoy te presento a un grupo de la tierrita donde ya sabes que esta zagala que escribe te trae los temasssos de ayer, hoy y siempre
Con su toque canario-venezolano, Tabaiba con «Mala» ha perfeccionado el arte de convertir tus pequeñas desgracias cotidianas en un motivo para mover las caderas, igual que tu influenssser de confiansssa en cada #postdelosjuernes.
Con un flow que me recuerda muy mucho a Fulanito, esta banda de Las Palmas de Gran Canaria ha demostrado que el buen humor, los ritmos pegajosos y las letras con ese toque de ‘te lo digo en broma pero te la meto doblaita y sin vaselina, beibi’ pueden convertir cualquier escenario en una fiesta.
Son como ese cóctel que no sabías que necesitabas pero que te lo tomas en Las Canteras y te sabe a gloria bendita, donde al final te deja riendo y bailando al mismo tiempo, mientras te preguntas «¿Cómo coño llegué aquí?»
Y recuerda…
...»Sé que soy mala por muchas cosas y a mí vaciarte el bolsillo me vuelve loca; soy una reina, soy una diosa y entraita en años pero yo sigo sabrosa…»
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