¡¡¡Buenasssssss buenasssssssssss!!!!
Que por finnnnnnn es juernessssss y el cuerpassso lo sabe, ¿eh?
Después de una -o varias- semanas sin publicar este (nuestro) post, vuelvo a la carga, bebé.
Semana previa a Navidad y, por supuestísimo que, como no podía ser de otra forma -y gracias a mi hater de confiansssa- me he decido a escribirles sobre los regalinchis.
Podría elaborar un textaco muy currado sobre las compras impulsivas y el endeudamiento del españolito medio en esta temporada…
Pero no.
Quiero escribirles sobre lo que deberíamos regalar(nos) en Navidad.
Porque a todos nos gusta lo material.
Recibir un regalo que la otra persona ha comprado con cuidado y esmero.
O no 😉
Pero, creo que a medida que nos hacemos mayores -que no viejos-, aprendemos a valorar muy mucho (y más) otras cositas que no se venden en El Corte Inglés.
Así que, en este #postdelosjuernes vengo a escribirte sobre regalos que no pueden envolverse con papelito de celofán.
Y, como siempre, espero que te guste…
Regalitos Navideños 2.0
Navidad.
Esa maravillosa época en la que nos vemos obligados a regalar cosas -que a veces nadie necesita- a personas que probablemente no las quieres, mientras vaciamos nuestras cuentas bancarias con la misma rapidez con la que nos zampamos tropecientas truchitas de batata y turrón Suchard.
Perooooooo…
¿Y si, por una vez, dejamos de lado los móviles última generación y el estuchito de perfume?
Es hora de regalar lo que de verdad importa.
Y no, no me refiero al amor y la paz mundial…
Aunque suene maravillosamente bonito.
Así que, quitando esas dos cosas de la lista, te voy a escribir algunos de los regalos que el mundo necesita.
Y, si no todo el mundo, al menos sí esta zagala que escribe y -seguramente- muchos de sus flanes 😉
- Paciencia en tarro.
Imaginen abrir un regalo y encontrarse un tarro lleno de paciencia.
Porque, seamos honestos, entre las reuniones familiares y el tráfico navideño de Mesa y López, la paciencia es más valiosa que cualquier Iphone.
Un frasco de esta maravilla podría evitar conflictos de proporciones bíblicas, como cuando tu cuñado empieza a hablar de política en la cena de nochebuena, bebé…
- Sentido común envuelto en papel brilli brilli.
Esto debería ser obligatorio.
¿Por qué seguir regalando libros de autoayuda cuando claramente lo que necesitamos es un manual de «cómo no hacer la gilipollas»?
Seamos prácticas.
Todos necesitamos un poquito más de sentido común en nuestras vidas.
- Wifi que funcione.
No hay nada más frustrante que intentar subir una foto de tu perfecta tablita de quesos navideña a Instagram y que el Wifi decida irse pa´la puta.
Así que sí, un router de calidad o, mejor aún, un recito en arameo y a todas las Diosas del fulaneo y las birritas para que la conexión no se caiga justo cuando necesitas buscar «técnicas para envolver regalos».
- Un muchito de autoestima.
En lugar de esos kits de spa que nadie usa, regalemos un frasquito de autoestima.
Porque, admitámoslo, todos conocemos a alguien que necesita mirarse al espejo y decir «No, Aye, no necesitas validación de extraños en Instagram para ser feliz».
O a esa amiga que vive obsesionada con que su vida no es tan «perfecta» como la de los influencers.
Autoestima para todos, amigas.
En especial para ti, que crees que el amor de tu vida es tu ex.
- Tiempo para uno mismo.
Regala tiempo, pero no cualquier tiempo.
Tiempo de calidad para estar sola, sin reuniones familiares ni WhatsApps grupales preguntando si «alguien más trae turrón».
Ponlo en una cajita con un lacito rojo y tendrás el regalo perfecto, beibi.
Como habrás podido leer, se trata de regalar pero con sentido del bueno bueno, misiela.
Estaría bien este año dejar de lado las compras impulsivas y enfocarnos en regalos que realmente mejoren nuestras viditas.
Puede que regalar paciencia o tiempo de calidad suene poco convencional.
Pero piénsalo bien…
¿Acaso no serían esos los regalos más útiles y apreciados?
Así que, esta Navidad, regalemos lo que todos queremos pero nadie pide.
Porque, al final del día, los mejores regalos no vienen envueltos.
Pero deberían…
Y ahora sí que sí viene el esperadísimo y ansiado AdfSpotify, donde esta zagala que escribe te trae los temasssos de ayer, hoy y siempre.
Lo que presento esta semana es una fantasía.
Pero en mayúsculas, beibi.
Porque va con un giro de acontecimientos que ni te la ves venir…
Desde Andalucía -y con amorcito del bueno-, te muestro una versión de la mundialmente famosa «Macarena», en mood navideño, bebé.
Ojiplática me he quedado al ver esto, wey.
Sobre todo, porque la letra bien podría estar hablando de mí…
Macarena sueña con el Corte Inglés…
Y se compra los modelos más modernos…
Le gustaría vivir en Nueva York…
Y ligar un novio nuevo, ay!…