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¡¡¡Buenassssssss buenasssssssssss!!!
Queeeeee por finnnnnnnnnn es juernes y el cuerpassssssoooo lo sabe, ¿eh?
Hoy ya me levantaba pensando «ufff no veo la hora que sea de nuevo de noche para poder descansar» y es que gracias al nivel de curro que tengo este mes -STICKER MURISSION- y (creo) a la entrada de la premenopausia (que esta señora ya tiene una edad, aunque no lo aparente) se ha hecho muy difícil conciliar el sueño en estas últimas semanas…
En este jueves les vengo a escribir sobre la -errónea- idea que muchos y muchas tenemos sobre lo que podría ser la felicidad al cambiar nuestras decisiones y actos; así como a la realidad de saber que no.
Y, como siempre, espero que te guste…
Hace un tiempo me topé con un libro que lleva por título el de este #postdelosjuernes. Es una historia que te deja con buen sabor de boca…
…como un buen café.
Solo. Amargo. Fuerte.
Perfectamente podría ser mi descripción 😉 pero no, es la historia que vengo a contarte.
Es bonita y sencilla y hace que su lectura te haga esbozar una sonrisa durante todas sus páginas.
Nos adentramos en una cafetería muy especial, donde la clientela se enfrenten a experiencias vitales maravillosas. En esta cafetería tan especial hay una mesa en la que puedes sentarte, pedir un café y viajar al pasado durante el tiempo que tarde en enfriarse el café. Los y las clientas que se van acercando se enfrentarán a los momentos más importantes de sus vidas y descubrirán que la felicidad consiste en perdonarse a uno/a mismo/a.
Y, resulta, que todos y todas se acercan a ese café pensando en que si viajaran al pasado, podrían redimirse de los actos hechos o las cosas dichas…y se dan cuenta que no, que todo acto tiene su porqué y sus consecuencias; y que en muchísimas ocasiones, somos como somos ahora gracias a todas las cosas «mal» hechas que han sucedido años atrás.
Nos aferramos al pasado, subestimando que lo mejor está por venir…Porque así es la vida.
Y claro que hemos pensando (diría que todos y todas mis flanes ) alguna vez eso de «ojalá volver al pasado para cambiar esto; o hacer eso otro»… perooo ¿saben qué? llega un momento en el que te paras, respiras y piensas y decides que no.
A día de hoy no cambiaría absolutamente nada.
Todo lo que he dicho o hecho me han permitido ser quién soy y cómo soy.
Todos mis errores (que tengo una lista ingente de ellos) han ayudado a desaprender para volver a aprender.
Y eso es maravilloso.
Cada momento de nuestras vidas tiene un propósito y, aunque pensemos que sí, las casualidades no existen.
Todo es CAUSALIDAD.
Pero claro que podemos ir eligiendo. Y esas elecciones nos permiten acertar o errar…
…y con ello, tener la oportunidad de mejorar, porque jamás se podrá aprender mejor que con los errores que cometemos. ¡
Así que a agradecer más lo vivido, lo bailado…y que nos quiten lo bebido!
Aprender a decir más «prefiero pedir perdón que permiso»; fluir, descansar, desconectar para volver a conectar. Procurar siempre que tus ganas estén haciendo algo que te haga feliz.
Y es que el café frío no sabe tan bien, misiela.
Y…. ahora sí que sí llega el esperadísimo AdfSpotify donde una vez más, les deleito con lo mejor (o peor ) de cada género musical.
Este jueves y escribiendo de «amor», les traigo un temasssoooo de esos que seguramente ni sepan que existe 😉
La italocubana Anamor nos presenta un temazo de esos que hay que escuchar alguna vez en la vida……OHHH MEMELO, MEMELO…..
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