EXPECTATIVAS… ESA MARAVILLOSA FÁBRICA DE DESILUSIONES

¡¡¡Buenasssssss buenassssssss!!!

Queeee es juernessssss y el cuerpassssssoooo lo sabe, ¿eh?

Tras varias semanas dándote truquis de cómo ligar 🙂 -y que no sea como cuando piensas que estás «desarrollando» con tu crush  y en vez de ronearle terminas contando los traumitas de infancia…-

También sobre cómo intentar pasar el duelo del final de una relación de amor-amor sin perder la poquita dignidad que -a veces y sólo a veces- nos queda…

Vuelvo a la carga esta semana con el #postdelosjuernes y escribiéndote sobre las expectativas.

Esas fábricas de desilusiones que nos hacemos y que, por suerte o desgracia, las llevamos grabadas a fuegote, bebé.

Así que, ábrete la birrita que vamo´a darle duro… con el post, misiela…con el post 😉

Y, como siempre, espero que te guste…

 

Las expectativas. 

Las expectativas son esas construcciones mentales tan fantásticas que todos tenemos pero que rara vez coinciden con la realidad.

Porque, claro, ¿quién no se ha imaginado alguna vez que su vida sería como una película de Hollywood?

Spoiler: La mayoría de nosotros ni siquiera llegamos a ser el actor secundario Bob…

 

Las expectativas comienzan desde pequeñajos.

Nos cuentan que si estudiamos mucho y nos portamos bien, llegaremos lejos.

¿Lejos a dónde? ¿A La Aldea por la carretera de El Risco? 

Nadie lo sabe, oiga.

Pero suena prometedor, ¿no?

Entonces, ahí estamos.

Esforzándonos para que nuestras notas sean dignas de una beca en Harvard y sólo para descubrir que el “mundo real” tiene planes muy distintos para nosotros.

Pero, ¡ánimo!

Siempre puedes usar ese título universitario para decorar la pared de la sala de estar de casita mientras trabajas en algo completamente irrelevante a lo que soñabas.

 

Cuando nos hacemos adultos, las expectativas no sólo crecen, sino que se multiplican.

Nos vendieron la moto con la idea de que, a los treinta -como muchísimo-, ya deberíamos tener una casa, un perro, y tal vez hasta una parejita de herederos.

Lo del libro y el árbol…Mejor en otro momento.

Porque claro, todo el mundo sabe que la vida adulta es una sucesión de hitos perfectamente alcanzables y que la estabilidad económica es algo que se encuentra en cualquier esquina, ¿verdad?

Pues no.

Y mientras esperamos que esa oferta de curro de Linkedln o el apartamento perfecto frente a la playa de Las Canteras aparezcan mágicamente, lo que conseguimos son facturas, responsabilidades y una gran dosis de realidad, misiela. 

 

Pero no todo es trabajo y frustraciones -alabadas sean las diosas del fulaneo-.

También están las relaciones.

Porque, ¿quién no ha idealizado la pareja perfecta?

Yo misma con Miguel Ángel Silvestre, beibi. 

Alguien que te comprenda sin que tengas que decir una palabra.

Que siempre esté de acuerdo contigo.

Y que sepa cuándo necesitas espacio (o cerveza).

¿Qué podría salir mal?

Pues…todo.

Las relaciones humanas son complicadas, y cuanto más altas son las expectativas, más grande es el moratón del golpetazo que te vas a dar, bebé.

Porque al final -o no-, empiezas a darte cuenta que tu pareja tampoco viene con un guion de película romanticona. 

 

El problema con las expectativas es que están diseñadas para ser inalcanzables.

A menudo nos olvidamos que la vida real tiene menos filtros que Tiktok y que las sorpresas -buenas o malas-, son así…

Sorpresas. 

Que digo yo que, quizás la clave para sobrevivir a las expectativas, no sea eliminarlas.

No.

Tenemos que aprender a reírnos de ellas cuando, inevitablemente, se desmoronan.

Porque, lo mejor de todo, es que siempre podemos esperar que, la próxima vez, las cosas salgan mejor…

Como cuando confías en ganarte ese premio de Instagram. 

Y, aunque sabes que probablemente no sea así, siempre puedes pensar que el universo está haciendo una pausa…

Tómate un respiro. 

Y ya si eso, un Kitkat 😉

 

Y ahora sí que sí voy con todo y con el AdfSpotify, donde esta zagala que escribe te trae los éxitos de ayer, hoy y siempre.

Esta semana le toca el turno a Colombia.

A través de un cantante llamado Kapo, nos llega Ohnana, donde a partir de un espacio cargado de emociones y vivencias, canta una oda a la nostalgia de un amor perdido.

Oh, na na actúa como un mantra durante toda la canción, donde se lamenta por la separación y, que aunque no estén juntos físicamente, ella sigue viva en su mente.

Vaya, algo así como cuando te da por llorar recordando a un antiguo amor -quizá no tan antiguo- una noche de borrachera 😉

Porque…

Sigo pensando en tu boca; Me encierro en cuatro parede´, Una historia tan hermosa…En estos tiempos no se ve´………

OHNANA – Kapo (Video Oficial) (youtube.com)

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