¿CÓMO SOBREVIVIR A LAS MIGAJAS DEL DES-AMOR?

¡¡¡Buenasssssssssss buenasssssssssssssss!!!

Queeee por finnnn es juernesssss y el cuerpassssso lo sabe, ¿eh?

Después de algunas semanas intermitentes en este -nuestro- blog, retomo el #postdelosjuernes pre vacaciones.

Tampoco estaré mucho tiempo y… amenazo con regresar a «casa» muy pronto, misiela  🙂

Así que, como despedida prevacacional, les vengo a escribir sobre un concepto que quizá casi todes hemos vivido alguna vez en nuestra vida y que, con un palabro pillado del idioma de Shakespeare, le dan la vuelta a algo que no nos suena -para nada- a nuevo, bebé.

Y, como siempre, espero que te guste…

 

El otro día, mientras navegaba por Instagram, el algoritmo me mostró un videito con un término que me llamó la atención: breadcrumbing.

Al principio, me sonó como algo relacionado con la cocina, pero pronto descubrí que se refiere a un fenómeno muy particular en las relaciones modernas. 

Así que hoy te vengo a «hablar» de una cosita que muches hemos experimentado, pero pocos conocen por su nombre…

Y no, no te estoy hablando de cubrir el pollo con pan rallado, beibi.

Te escribo sobre esas «migajas» que alguien especial (o no tan especial) te lanza para mantenerte interesada/o sin ofrecerte el platito completo.

Tú imagina que estás en un restaurante elegante.

Esperas un filete de ternera jugosito, pero el camarero sólo te trae pequeñas migajas de pan.

Una a la vez.

Y tú, hambrienta, sigues comiendo esas migajas, esperando ese gran filete que nunca llega.

Eso, mis queridísimos flanes, es el breadcrumbing en las relaciones.

Quizá te empieza a sonar esta historia, ¿verdad?

Pero aún sigues con la venda en los ojos.

No te preocupes, que aquí viene tu influennsser de confiansssa para decirte si eres una migajera/o profesional, bebé:

  1. Mensajes esporádicos: Si tus conversaciones con esa persona especial parecen un partido de ping pong lento, donde recibes un mensaje cada vez que pasa un cometa Halley, estás siendo «migajeado».
  2. Promesas de humo: «Tenemos que vernos pronto», «A ver cuándo nos tomamos esas birritas». Sí, claro, y yo soy la próxima presidenta de Estrella Galicia. Si las promesas de planes nunca se concretan, estás en terreno de breadcrumbing.
  3. Redes sociales engañosas: Te da «likes» y comentarios en tus fotos, pero en persona es más difícil de encontrarlo/a que a Wally. ¡Esas migajas de atención no cuentan!
  4. Conversaciones superficiales: Si tus charlas no profundizan o -peor aún-, las respuestas a tus preguntas se basan en monosílabos distanciados en eternidades como medida de tiempo, probablemente sólo estás recibiendo migajas. Si además, van únicamente con contenido hot… ejem, ejem… ya tú sabeh, beibi. 

 

Supongo que ahora estarás pensando en ese alguien que te hizo migajera, y con la fusta -imaginaria- en mano, preguntándote que por qué alguien te haría breadcrumbing… 

«A mí, que sólo pido una buena conversación, media docena de birras  y un plan decente. ¿Acaso estoy pidiendo que me envíen una carta de Hogwarts o qué?»

Bueno, algunos simplemente disfrutan teniendo a alguien siempre interesada.

Ahí, a buen recaudo.

Sabiendo que la zagala (o el zagal) no ha perdido el más mínimo interés y que, sin das un silbidito, corre que se las pela. 

Es como tener un postre en la nevera que nunca te comes.

Pero tencanta -así, todo junto, que es más- saber que está ahí.

Otros pueden estar inseguros o no listos para una relación seria.

O, simplemente, son aficionados a repartir migajas como si fueran Hansel y Gretel.

¿Y cómo puede una simple mortal como nosotras dejar de ser un coleccionista de migajas?

  1. Detecta el mood Migajas -idiomas, querida 😉 – : Lo primero es aceptar que no mereces vivir a base de migajas. Reconoce las señales y actúa.
  2. Habla claro: Comunica lo que quieres y esperas de la relación. Si recibes más excusas que un alumne de certificado de profesionalidad con respecto a la asistencia a su curso,  ya sabes lo que tienes que hacer, bebé. 
  3. Ponle fin al banquete de migajas: Si la otra persona no cambia, no tengas miedo de decir «hasta luego, Maricarmen».  Mereces alguien que te ofrezca un banquete completo de amor y compromiso.
  4. Ríete un poco: A veces, el humor -reírse de tus propias desgracias-  es la mejor manera de lidiar con situaciones frustrantes. Haz memes, comparte tu historia con amigos, y piensa que no estás sola en esto, hermana. 

Recuerda que, la próxima vez que alguien intente alimentarte con migajas, toma tu dignidad y busca un banquete digno de ti, misiela. 

 

Y, ahora sí que sí llega el momento más esperado con el AdfSpotify, donde esta zagala que escribe te trae los temasssos de ayer, hoy y siempre.

En esta ocasión te traigo a mi favoritísimo del mundo mundial.

Al poeta del desamor. Ese hombre que ha vivido más días de resacas que cualquier garito bien que se precie. Famoso por sus letras ingeniosas, su voz rasposa como si fumara cantidades ingentes de cigarrillos Krüger y con más vidas que un gato, con «19 días y 500 noches», nos presenta esa joyita que seguramente surgió del desamor y la supervivencia o del «cómo sobrellevar que te dejen, pero mi dignidad no permite decir que voy jodido hasta las trancas».

Una manera muy poética de decir «me dejó esta fulana y no lo supero»

Así que ponte cómoda, beibi.

Y recuerda tener la frente muy alta, la lengua muy larga y la falda muy corta…

Joaquín Sabina – 19 Dias y 500 Noches (Directo) (youtube.com)

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