AMORES, POCOS. ELLA, 42

¡¡¡Buenassssssssss buenassssssssssss!!!

Queeee hoy es juernesssssssss y el cuerpasssso lo sabe, ¿eh?

Bueno, mis queridísimos flanes.

Aquí estamos.

Año 2025 y yo con casi 42 años.

Y soltera -ups, divorciada- como un aguacate sin su pan de centeno coronado con un huevito poché.

¿Qué pasó?

¿La vida?

¿El algoritmo de Tinder?

¿No nacer en países donde mi padre me hubiera intercambiado por 20 camellos?

No valgo menos, bebé.

¿O será que tengo estándares más altos que mis tacones de aguja?

Mientras otras ya van por el tercer matrimonio, cuatro hijos o celebrando bodas -o arrejuntamientos- de plata con su juventud perdida (o ganada, oiga)..

Aquí estoy yo.

Felizmente comprometida con mi móvil, las birritas, Spotify, mis nuevos cascos de gatita y el sofá.

En fin… que la vida no es un cuentito Disney.

Así que… de fracasitos amorosos, de mi -no- vida de amor amor y de otros temas de rabiosa actualidad vengo a escribirte en este #postdelosjuernes.

Y, como siempre, espero que te guste…

Por cierto, si conoces a alguien que use desodorante, escriba con pocas faltas de ortografía, tenga más de dos neuronas activas y ame el juguito de cebada de bien…pásame su contacto, misiela 😉

 

Mis casi -y temidos- 42.

Si te preguntas cómo es posible que una mujer de 42 años, sin abuelas 😉 ,  encantadora, inteligente, elocuente, con sentido del humor, estudios, más calle que León y Castillo y con un dominio impresionante de los memes, de las series de Netflix y que bebe cerveza como albañil (recién cobrá la nómina), no haya logrado encontrar el amor verdadero…

¡Ay, misiela! 

¿Qué te voy a contar yo que -quizás- tú no sepas?

Con cada relación fallida, los años no sólo se suman.

También se suman las historias de desamor, los corazoncitos rotos, las anécdotas que contar para el recuerdo y mi teoría sobre cómo los hombres son como las pizzas, donde todos tienen -casi siempre- algo que no me termina de encantar (sí, todo junto, que es más), pero igual me los sigo pidiendo (guiño guiño, codo codo)

Así que, como no es lo mismo vivirlo que contarlo, a continuación te relataré la épica historia de nuestra heroína.

Vaya, esta zagala que escribe 😉 

Una mujer cuyo destino romántico podría ser comparado con el diseño del maravilloso bolso de Parfois (ironía modo on) que le regalé a mi hermana en los últimos Reyes….

Absolutamente incomprensible.

Nuestra protagonista, a punto de cumplir 42 años en poco más de un mes, ha tenido más «citas desastrosas» que cualquiera de las cuatro protagonistas de Sexo en Nueva York.

Pero eso sí.

Quizás con menos drama y más apps de citas.

¿Que si alguna vez estuvo enamorada? Claro.

¿Que si alguna vez fue correspondida? Sí, alguna vez. 

Aunque a ver…eso es una historia más complicada. 

O de complicación regulinchis. 

Durante años, nuestra protagonista ha coleccionado excusas de todo tipo.

«Es que no estoy preparado para una relación».

«Te quiero…pero como amiga».

«Es que no se te puede hablar por las mañanas»

«No sé si tienes problemas con que esté casado».

Silencio incómodo.

Ejem, ejem.

Porque claro…¿por qué no buscar el amor en los lugares más improbables?

Como en esas «relaciones» que duran menos que el tiempo que tarda el satisfyer en recargarse después de una maratón…

 

A lo largo de los años, nuestra querida protagonista de esta -triste- historia, ha seguido los consejos de amigas, padres, hermana y hasta de las pitonisas de Tiktok, que aseguran tener la clave para «encontrar al amor de tu vida».

Y aquí estamos.

Con cada vez más velas en su tarta de cumpleaños que el número de citas que han salido bien.

Lo peor es que no es culpa de ella.

No, no.

Es culpa del universo.

De la alineación de los planetas.

De mercurio retrógrado.

Así, mientras se acerca al glorioso y temido número 42, nuestra heroína sigue con su búsqueda del amor, sabiendo que quizás nunca lo encuentre…

Pero al menos tiene suficientes anécdotas y drama para protagonizar un buen programa de podcast en Spotify.

Y es que al final del día hay algo que es indiscutible y es que, si la vida le ha dado limones, ella los ha convertido en margaritas y con un buen tequila, wey.

Porque, aunque el amor es un mito para ella, la capacidad de reírse de todo esto es lo único que realmente ha sobrevivido a las pruebas del tiempo.

Y eso, queridas, es lo que la hace más sabia que cualquier otra persona que aún cree en los cuentos de hadas y en el amor verdadero a base de swipes. 

 

Y ahoraaaaaaaaaaaa sí que síiiiii viene el ansiado y esperado AdfSpotify, donde esta zagala que escribe te trae los temasssos de ayer, hoy y siempre.

Esta semana te presento a «Ella y Yo» que es básicamente un épico melodrama en forma de reggaetón, en el que un tipo decide confesarse con su amigo porque…bueno, ya basta de mentir, ¿no?

Total, ha estado con otra mujer.

Una «aventura» un tanto peligrosa, porque claro, la mujer con la que engaña a su pareja no es cualquiera…

¿Quién lo hubiera dicho, eh?

La mujer del amigo, bebé.

Pero, como el tipo ya tiene miedo de que se entere de la relasssion, se lo cuenta todito.

Y…¿qué pasa?

Pues que nadie sale ganando en este triángulo amoroso de telenovela venezolana.

Pd: no hay momento más épico en la historia de la industria musical que cuando suenan los acordes de…

– «Salí con tu mujerrrrrrrrrrrr»

-«¿Quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?»

Pelitos como escarpias, beibi.

Aventura – Ella y Yo (ft. Don Omar)

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