¡¡¡Buenasssssssssss buenasssssssssssssss!!!
Que POR FINNNNNNNN es juernessssssss y el cuerpassoooo lo sabe, ¿eh?
De todes es sabido que, una de las tantas cosas que aprovechamos en el Grupo ADF son los Erasmus. En todos y cada uno de ellos, las maletas han venido cargadas de risas, experiencias y colección de momentos; pero también han ido llenitas de incertidumbre de ….
¿qué meto en la maleta, misiela? (la pobreza, ya tú sabeh)
Así que he pensado escribir este #postdelosjuernes sobre equipaje….y, como siempre, espero que les guste…
A lo largo de nuestra vida, casi sin darnos cuenta, vamos guardando una mochila emocional de palabras no dichas, sentimientos no expresados, heridas que duelen, historias ajenas que asumimos como propias,…
En piloto automático llevamos un peso en los hombros que cada vez pesa más.
Y llega el momento que hace que explotemos.
0 lo soltemos de golpe.
O incluso nos rendimos…
En el mejor de los casos, pedimos ayuda.
Pero a menudo solemos pensar que este peso debemos llevarlo solas y solos y que no hay nada que podamos hacer para remediarlo.
Todo lo que vivimos deja marca.
Tenemos memoria emocional.
En la mochila también van vivencias positivas, pero eso no pesa; eso es un peso ligerito…
Lo que pesa es lo que duele.
Los asuntos no resueltos.
Los amores que se podrían haber dado.
Lo que me hubiera gustado decir y no dije.
¿Qué hubiera pasado si…?
El equipaje emocional es la combinación de problemas que se acumulan y todes cargamos con el lastre de cargar con un tipo de peso de más en el interior.
Por eso, te voy a contar qué tipos de «mochilas» más frecuentes solemos portear:
- El equipaje de la vergüenza. La autopercepción de que una/o es defectuosa/o, que no es válida/o ni lo bastante bueno/a para cualquier cosa que se proponga.
- Las pérdidas no superadas. Es el equipaje más común.
- Los miedos…esos monstruos silenciosos.
- El resentimiento de los corazones rotos. Uno de los tipos de equipaje más frecuente tiene que ver con el resentimiento. Casi todes nos hemos llevado una decepción alguna vez, pero hay quien no trata esa herida y se vuelve más grande. Porque lo que pudo ser y no fue….
…duele, bebé.
- El estrés crónico que acumulas con el tiempo.
- El okupa de tu mochila: tu diálogo interno. Hay que hablar(se) bonito. Y si no es así, detectar cómo te hablaron otros/as, ser consciente y corregirlo.
- La culpa…
¡Ay, la culpa!
Es un duende malvado que nos recuerda aquello tan malo que hicimos en el pasado. En caso de que no lo hayas afrontado, puede quedarse para siempre en tu registro mental.
Y entonces tú me dirás: «Coño Aye, ¿y cómo suelto la mochila emocional?»
Pues misiela, aquí viene tu beerfluenssser de confianssa -como dice mi flana number one- para darte unos truquis de internet.
Pero bien podrían ser míos, bebé 😉
- Sé consciente que la mochila pesa, lo que seguramente que llevamos tanto peso y tanto tiempo, que ya nos hemos acostumbrado a llevarlo.
- Pon la mochila delante tuyo en vez de detrás. Visualiza esa mochila y ábrela. Revisa qué hay dentro y qué podrías ir sacando.
- Identifica qué cosas cuestan más soltar y suelta aquello que ya no te sirve. Identifica lo que te toca comerte con papitas, pero el resto….. a quien corresponda. Salud y suerte.
- Intenta dejar sólo lo que te va a servir de aprendizaje en la vida. Hay cicatrices que al tocarlas nos vuelven más fuertes, resilientes y nos empujan a vivir con mucha más fuerza.
Y………. ahora síiiiii que síiiiiiiiii porque viene otro juernes más con el AdfSpotify.
En la jornada de hoy les traigo a un grupo que, décadas después, sigue conquistando escenarios de todo el mundo. La banda francesa, con ascendencia española, ha sabido trascender al paso del tiempo por su capacidad de hacer propio los géneros musicales, donde el flamenquito, el pop y la rumba catalana están a la orden del día.
Con su «Volare», cogen el Nel blu dipinto di blu de Domenico Modugno – versionada hasta la saciedad- y la hacen rumbita en esta ocasión…
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