HACER NO SIGNIFICA VIVIR

 

¡¡¡Buenasssssss buenasssssssss!!!

Queee por finnnn es juernesssss y el cuerpasssso lo sabe, ¿eh?

 

Hoy no tiro de archivo, pero sí de un texto ya elaborado, misiela  😉

Que mi tiempo esta semana vale orito puro. Vaya, que ni lo tengo… (inserte LLORASSSION)

Roy Galán nos dejaba hace mucho, en el post de la revista digital donde era colaborador, un texto de los suyos.

De los buenos.

De los que hacen que le des vueltecitas y leas una y otra vez.

De los que dicen verdades como puños, bebé.

De los que, en muchos casos y a muchas personas, nos hacen parar y reflexionar.

Como cuando la vida te da un batacazo de los grandes, pero sin tanto dolor (o sí, según quién…)

Este texto del #postdelosjuernes  “habla” de la necesidad que -parece- tenemos los seres humanos por hacer.

Tenemos que estar llenando nuestro tiempo, porque es más válido que, simplemente, dejar que pase…

ERROR.

Pero nos hacen creer que no.

Que somos lo que producimos.

Y, si dejamos de hacer, dejamos de existir.

Y, como siempre, espero que te guste…

 

«Al mundo le da igual que no hagas nada. 

Que quedes mirando un punto en la pared.

Los ríos seguirán corriendo y los ciervos bebiendo de él.

No le hacemos falta al mundo.

No tenemos que ser productivos.

No es una obligación hacer.

No es más válido llenar tu tiempo que simplemente dejar que pase.

Pero nos hacen creer que no.

Que «somos» aquello que «producimos».

Que si dejamos de hacer.

Dejamos de existir.

Pero no dejamos de existir por no viajar.

A veces no nos gusta viajar y la gente piensa que no nos gusta la vida.

Porque parece que la vida ha de ser frenética.

Que para que la existencia sea plena ha de estar saturada de estímulos.

¿En qué estás ahora?

Siempre la misma pregunta.

Pues, aquí, que ya es mucho, ¿no?

Y si encima no tienes trabajo y no lo encuentras.

El problema no es que no puedas comer.

El problema es que estás «parado».

No se puede estar quieto.

Porque la quietud, el silencio, es una pregunta al resto de personas que no paran de moverse.

Una pregunta que no mucha gente estaría dispuesta a responderse honestamente.

Tal vez no es tan importante lo que hacemos.

Tal vez soy más que aquello que hago.

Tal vez no hay nada que demostrar.

Pero ahí estamos haciendo lo que se debe hacer.

Sin mucha convicción.

Pero con la tranquilidad de que los demás nos puedan definir.

Delimitar.

Con el piloto automático puesto.

Haciendo y haciendo y luego deshaciendo porque, claro, no era lo que deseábamos en realidad.

A veces para saber quiénes somos.

O intuirlo, al menos.

Tenemos que detenernos.

Ver el paisaje que hemos construido desde lejos.

Dejar de llenarnos de cosas y empezar a vaciar.

Hasta llegar al fondo en el que, oh, cielos, no hay nada.

Desde esa nada es desde la que se puede ordenar de nuevo.

Tomándonos menos en serio, priorizando lo que de verdad importa.

Solo desde ahí, desde el profundo no hacer.

Podremos conectar de verdad con los demás.

Cuando una puerta se cierra… surge una oportunidad.

A veces lo peor que nos pasa es lo mejor que nos puede pasar. 

Aquella enfermedad. El despido. La ruptura o la mudanza obligada. 

A veces tener «mala» suerte supone «buena» suerte. 

Porque los acontecimientos son sólo eso: cosas que nos suceden. 

Lo verdaderamente importante es lo que nosotros y nosotras hacemos con lo que nos sucede. 

No podemos saber qué pasará después.

Por mucho que vivamos aterrorizados con el futuro. 

Éste no existe. 

Puede que una enfermedad te lleve a valorar más lo que tienes a tu alrededor y, gracias a ella, empieces a vivir con más conciencia. 

Puede que te despidan y entonces decidas que es el momento de volver a pintar y acabes viviendo de eso. 

Puede que una relación de muchos años se acabe y sólo porque estás soltera o soltero, hagas el viaje que te cambie todo lo que conocías.

Puede que te tengas que mudar y encuentres a un grupo de amigos que  nunca imaginaste. 

La desgracia es un estado de ánimo. 

Una forma de estar en el mundo que hace que alimentemos el malestar. 

Que seamos incapaces de ser resilientes. 

Que nos impide sentir y valorar cada cosa por su justa medida. 

Da igual si tenemos o no responsabilidad en eso que nos pasó. 

No podemos cambiar la historia.

Lo único que podemos haces es seguir.

Continuar. 

Encontrar la manera de que aquello no nos maldiga. 

Que no haga que desaprovechemos todo el tiempo que nos queda…

                                                                                                              …DE VIDA. 

 

Yyyyyy ahora sí que sí les traigo el temassso de la semana, donde esta zagala que escribe te trae los mejores éxitos de ayer, hoy y siempre.

En el Adfspotify de este juernes te voy a presentar al trío compuesto por Wiso Rivera, Cruz Cafuné y Juseph, donde con «Muchoperro», descubrirás que tiene  un sentido más profundo de lo que, a priori, aparenta, cantando sobre la liberación y vivir la vida al máximo sin preocuparse por el juicio o las expectativas sociales, bebé.

Te motiva a abrazar tu autenticidad y vivir de acuerdo con tus propias creencias, gustos y valores. Te enseña a no preocuparte por las opiniones de los demás y a confiar en ti misma/o para tomar decisiones que te hagan feliz y te hagan crecer como persona.

Esta canción me recuerda la importancia de vivir cada día al máximo y disfrutar de las pequeñas cosas que nos brinda la vida, porque «me tachan de delincuente y yo no hago esa’ vaina, mi delito vigente e’ el amor a la parranda, no sé qué hice ayer que tengo en tanga al lado mío, una piba rubia con la’ uña’ larga'»

 

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